Seguro que si.

En esta vida todo puede usarse para hacer marketing. La cuestión está en cómo usar la herramienta sin quemar a tu público.

Me explico.

Whatsapp no es una red social. O por lo menos, no es como las otras. Aquí no hablas para la multitud como en Facebook, ni con desconocidos como en Twitter.

En WhatsApp la comunicación se lleva a cabo persona a persona. Como mucho en grupos pequeños de amigos, familiares o compañeros de trabajo (los más peligrosos, por cierto, ¡no callan!). Sabes siempre con quién estás hablando. Y si de repente te empieza a hablar alguien a quien no conoces, y además queriendo venderte algo, te mosqueas. Como cuando te despiertan de la siesta los de las compañías telefónicas, vaya.

Otra cosa es si un cliente te pide que le avises «con un mensajito» cuando llegue a tu tienda ese producto especial que le gusta tanto. Cuando empiecen las rebajas. O ya puestos, cuando haya cualquier novedad que pueda interesarle.

Es lo que se llama el «permission marketing» (en esto del marketing es que hay nombrecitos en inglés para todo).

Como quien no quiere la cosa, tú le ofreces un servicio especial, le das una atención posventa personalizada o le das acceso a algo que no está al alcance de todo el mundo. Le haces un favor. Así el receptor valora entonces el mensaje como un valor añadido. No como una intrusión en su intimidad. Y ya ha picado, está en tu red. En tu base de datos. Ahora es cosa tuya seguir manteniéndole interesado, y si es posible, conseguir que «viralice» y recomiende a sus amigos/as este servicio de información tan útil y tan exclusivo que ha descubierto.

En este sentido, WhatsApp es más eficaz que el teléfono o el mail, porque tiene un componente de cercanía e intimidad mucho mayor que éstos.

O sea, que sí, se puede usar WhatsApp como herramienta para campañas de marketing. Pero teniendo siempre muy en cuenta sus ventajas e inconvenientes. A saber:

Ventajas:

  • Casi todo el mundo tiene Whatsapp
  • Puedes segmentar la comunicación por grupos
  • La comunicación es inmediata
  • Puedes enviar mensajes de texto, enlaces, fotos o vídeos
  • Si se hace bien puede ser muy viral
  • Es muy barato

Inconvenientes:

  • Hay que usarlo con mucho cuidado para no «quemar» tu base de datos
  • La aplicación no permite grupos de más de 50 personas
  • Ojo con Protección de Datos

Pues parece que al final son más las ventajas, ¿que no?

 

Cómo evitar los inconvenientes

Ya hemos visto al principio de este post lo que debemos hacer para sortear el primer inconveniente, el peligro de «quemar» la base de datos. En dos palabras:aportar valor.

En cuanto al tercer inconveniente, la gestión legal de los datos personales de WhatsApp no se diferencia de otros datos personales. Y yo no soy ningún experto en estos temas, así que no voy a decir nada más sobre el tema hasta que no venga mi abogado 😉

Veamos entonces cómo saltarnos el segundo inconveniente, la dificultad para llegar a grupos de más de 50 personas.

La primera solución es tan fácil como evidente: hacer varios grupos. O muchos, si hace falta.

Claro que los grupos no son la mejor manera de hacer una campaña. En primer lugar, si tú estás en un grupo puedes ver los teléfonos de los otros componentes; eso no está bien,  volviendo sobre los aspectos legales. Y en segundo lugar, los componentes del grupo pueden interactuar entre ellos, algo que no nos interesa porque puede dar lugar a críticas o incluso a situaciones incómodas de crisis.

Dentro de las posibilidades que nos da la app, puede ser mucho más interesante usar una o varias  listas de distribución.

La principal diferencia entre un grupo y una lista es que en ésta cada destinatario no sabe quién más ha recibido el mensaje, ni tiene forma de comunicarse con los otros destinatarios a no ser que los tenga en su lista. Además, las listas no están sujetas al límite de 50 receptores por grupo, se pueden crear listas con 200 ó 300 números.

En la otra cara de la moneda está el hecho de que sólo reciben el mensaje los receptores que tengan en su agenda el número desde el que se manda. Pero esto no tiene por qué ser un inconveniente si realmente hemos construido nuestra lista como explicábamos antes: con el permiso de nuestros receptores.

Hasta aquí el primer post de esta serie de dos, ¿qué te ha parecido? ¿Has hecho campañas o acciones de marketing empleando WhatsApp? ¿Y qué tal ha resultado la experiencia? Anímate y cuéntamelo dejando un comentario, seguro que es interesante 🙂

P.D: En el próximo episodio… «Plataformas de envío masivo en WhatsApp». ¡No te lo pierdas!

 

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